Análisis de Assassin's Creed IV: Black Flag

'Nada es verdad y todo está permitido'. Amparándose en el lema de los Asesinos Ubisoft da un nuevo giro de tuerca a su franquicia más exitosa y presenta en Assassin's Creed IV: Black Flag la Edad de Oro de los Piratas como nunca se haya visto gracias a intensos combates tanto en tierra como en aguas embravecidas, una jugabilidad que en ningún momento llega a aburrir y una historia perfectamente atada. Todo esto con la nueva generación de consolas fijada en el horizonte. Este es el análisis del mejor Assassin's Creed de la saga.



Un pirata en medio de una guerra milenaria

Uno de los grandes aciertos que ha tenido Ubisoft en esta entrega ha sido con la elección del personaje principal: Edward Kenway. Hablar sobre él podría llevar un análisis igual de largo que el del juego por lo que lo mejor será centrarse en sus rasgos generales.

Algo que chocó a los jugadores de Assassin's Creed con la entrega anterior fue sin duda el carácter reservado de Connor, serio, sin ganas de hacer bromas... sobre todo porque era todo lo contrario que Ezio, al cual se estaba acostumbrado después de tres entregas. Por lo que el acierto es mayúsculo en Black Flag al presentar a un Edward Kenway muy parecido al Asesino italiano pero evidentemente con toques piratas. Kenway es el clásico estereotipo de pirata: seductor, amante de las mujeres y del ron a partes iguales que hace lo que sea para conseguir su objetivo y una chulería agradable sobre todo con la autoridad o quienes quieren estar por encima suya.



La novedad radica no solamente en esta nueva imagen de Asesino sino precisamente en su historia y como pasa a formar parte de la guerra entre Asesinos y Templarios. Protagonistas de juegos anteriores accedieron a la misma o bien porque ya eran miembros de la Hermandad de nacimiento como Altaïr o porque fueron entrenados por Asesinos desde una temprana edad para buscar venganza o proteger a su gente como Ezio o Connor. Con Edward no pasa esto, descubre la guerra entre ambas facciones de pura casualidad y más que decantarse por un grupo lo que pretende es sacar todo el beneficio posible de ambos. De hecho, aunque vista como un Asesino y tenga sus armas, no es uno de ellos, tiene claro que lo primero es la piratería. Evidentemente conforme avance la historia la mentalidad de Edward evolucionará al vivir acontecimientos que le harán replantearse sus ideales.

Y con esta última afirmación se llega a la otra gran novedad de Assassin's Creed IV en la historia. Durante un amplio porcentaje del juego no se tiene la sensación de que se está luchando contra los templarios como ocurría en el 100% de los juegos anteriores. No, en está ocasión lo que se está viviendo es una historia de piratas, posiblemente la mejor trasladada a un videojuego. Black Flag no es por ejemplo como Assassin's Creed III en el que la Guerra de la Independencia americana era el telón de fondo de la lucha entre templarios y Asesinos, lo mismo con el Renacimiento Italiano en los juegos anteriores. Aquí parece que la guerra ancestral es secundaria y la prioridad es contar cómo fue la Edad de Oro de los Piratas.


Una idea que se cumple a la perfección. Y es que volviendo a la historia de Connor, la sensación final es que la Guerra de la Independencia está desaprovechada, que hay numerosos huecos entre secuencias que no se aclaran y que se podía haber contado más. Sobre todo porque es difícil plasmar 30 años de historia en unas pocas horas de juego. Sin embargo con Assassin's Creed IV no pasa esto. Se cuenta de manera sobresaliente el origen de los piratas, su forma de actuar y, en definitiva, los siete años que duró este periodo histórico desde 1715 hasta 1722 con representaciones fieles de la forma de vida pirata y sus personajes más carismáticos e influyentes. Cada capítulo está unido al siguiente sin saltos en el tiempo escandalosos.



La diversidad del Caribe

Sin duda otro de los puntos fuertes de Assassin's Creed IV es el amplio mundo que se ha creado para contar su historia, el más grande creado para la saga y mucho más grande que el de La Hermandad, que hasta la fecha tenía ese galardón.

Black Flag contiene tres ciudades principales. Por un lado está La Habana, inspirada en la Venecia de Assassin's Creed II con callejones estrechos aunque llena de monumentos y edificaciones para escalar e ir corriendo de un lado a otro saltando por los tejados. La segunda ciudad principal es Kingston que destaca sobre todo por sus plantaciones de algodón, muy diferente de Nassau, la tercera y capital de la piratería, el lugar donde los antes corsarios quieren hacer de ella su base de operaciones para tener en jaque a las fuerzas europeas.


Sin embargo Black Flag destaca sobre todo por la diversidad de sus escenarios y es que además de los entornos urbanos habrá selvas que explorar para encontrar ruinas mayas con todo lo que esto conlleva. El bullicio de la gran ciudad desaparece para estar en medio de la vegetación más frondosa donde también radica el peligro pero esta vez en forma de jaguares o cocodrilos en las zonas pantanosas. Ríos y acantilados también se dan cita para aumentar la geografía del Caribe. Los entornos naturales ganas terreno en Assassin's Creed.

No contentos con esto Ubisoft ha añadido la nada despreciable cifra de 70 escenarios únicos que, incluyendo los enclaves citados anteriormente, están compuestos por cuevas de contrabandistas que habrá que explorar para arrebatarles tesoros y pequeños islotes con palmeras, atalayas y algún que otro secreto que es digno de investigar.


En todos estos entornos se aprecia una riqueza gráfica y visual nunca vista antes en un juego de la saga, sobre todo en el agua tanto en alta mar como en las playas hasta el punto de que dan ganas de meterse en la pantalla y disfrutar de estos entornos paradisíacos. El apartado sonoro también es un punto a su favor sonando la mayoría de las veces melodías que recuerdan a las viejas películas de piratas sobre todo canciones de taberna, las cuales habrá repartidas por todo el escenario y habrá que desbloquear para bien echar un trago con fatales consecuencias para la coordinación de movimientos (durante unos minutos Edward estará borracho), para reclutar tripulación o que le den un chivatazo sobre donde hay convoyes reales para atacar.



Un navío llamado Jackdaw

Ante un escenario tan inmenso es necesario una forma eficaz de desplazarse de un lugar a otro. Aparte de la opción de desplazamiento rápido que aparece cuando se desbloquea una un enclave, aquí es donde entra en escena el Jackdaw, la embarcación de Edward Kenway y gran protagonista del juego por la cantidad de oportunidades que ofrece.

El Jackdaw será fundamental para ir desbloqueando partes del escenario y hacerlas más seguras. Para ello primero habrá que localizar los fuertes y superar sus defensas tanto por mar, disparando a sus muros y cañones, como ya dentro del propio fuerte acabar con sus oficiales y cargos de mayor rango. Tras desbloquearse las zonas, estas aún no están libres de peligro ya que conforme vaya aumentando la notoriedad pirata de Edward abordando la gran cantidad de barcos españoles e ingleses que surcan los mares mayor será el precio de su cabeza y más los cazadores que vayan detrás suya.


Y es que si las batallas navales en Assassin's Creed III a pesar de ser una novedad tenían un carácter secundario, en Black Flag como no podía ser de otra forma tienen un mayor protagonismo. Sin que salten secuencias ni momento de carga el jugador puede en cualquier momento atacar a flotas rivales para arrebatarles los recursos que son necesarios para mejorar el Jackdaw como las telas o el metal o para vender como el ron. Al asestarle al navío rival una buena cantidad de daño salta la opción de abordarlo y el jugador tiene que completar una serie de objetivos como destrozar reservas de pólvora, eliminar a un número determinado de enemigos, matar a los oficiales o destrozar la bandera del barco. Aparte de obtener los recursos, al completar estos objetivos saltan tres opciones sobre que hacer con el barco: reparar el Jackdaw con sus materiales, disminuir el nivel de búsqueda o añadirlo a la Flota Kenway.

A los enemigos hay que sumarle el factor ambiental y es que muy típico del Caribe es el hecho de que un clima soleado a los cinco segundos o varias millas más lejos se desate una tormenta que ponga en jaque a toda la tripulación. En este aspecto las animaciones son dignas de verse sobre todo con las olas asesinas que pueden barrer la cubierta, dañar el Jackdaw y lanzar a la tripulación al agua y los tifones capaces de hundir el navío que se ponga en su camino.

Evidentemente el Jackdaw puede mejorarse ampliando el número de proyectiles en el arsenal, de cañones, la potencia de estos, la resistencia del barco o la capacidad del mortero (novedad en cuanto al arsenal marino se refiere) capaz de dejar caer literalmente una lluvia de proyectiles sobre los enemigos. Todas estas mejoras serán necesarias si se quiere sobrevivir a las más duras travesías y batallas en alta mar. También es modificable algunos elementos como el timón, las velas o la efigie de la proa.


Otra de las novedades ha sido el de la Campana. Y es que no solamente se pueden surcar los mares sino que también se puede explorar su fondo marino gracias a este artilugio que permite mantener la reserva de aire y renovarla cuando se esté buceando. Bajo el agua también hay peligros como tiburones que detectan nuestra presencia y no dudan en atacarnos a no ser que Edward se oculte entre las algas, también hay erizos de mar que hay que evitar, medusas que producen descargas eléctricas y anguilas que morderán a los inconscientes que quieran acercarse a su territorio.

Sin embargo el riesgo merece la pena por la cantidad de tesoros y mapas que pueden hallarse para encontrar mejoras de desarrollo así como por los increíbles gráficos que se muestran y el juego de luces y sombras que hay y que contrastan entre cuando se está buceando y al mirar hacia arriba ves el Jackdaw y los rayos del sol iluminando el fondo del mar y cuando se están en grutas subterráneas.


La caza fue una actividad secundaria que se introdujo en Assassin's Creed III y que en su mayor parte se ha perdido para Black Flag. Habrá animales que matar como los cocodrilos y jaguares citados anteriormente y también monos, conejos, jabalíes, ciervos y muchos más pero sin la gracia de ponerles trampas. En esta ocasión se ha introducido una actividad más acorde: el arponeo. Edward, a bordo de una barca y acompañado por dos miembros de su tripulación podrá dar caza a grandes bestias de las profundidades marinas como el gran tiburón blanco, tiburones martillo, ballenas asesinas o la gran ballena blanca. Ejemplares que permitirán desarrollar su equipo y ampliar la resistencia o el número de munición de determinadas armas.

También el comercio vuelve a aparecer pero al contrario que en el juego anterior, el cual llegaba a ser bastante complicado de entender en algunos momentos con el tema de las Caravanas, esta vez es mucho más básico y sencillo con la Flota Kenway. Los barcos que se capturen pueden enviarse a otros puntos del mapa con recursos a cambio de dinero. También hay batallas navales pero como en los antiguos videojuegos sin apenas animación donde solo se ve el ataque por turnos y el daño que recibe el barco.


El estilo de lucha pirata

Si hay algo que desde los últimos años se ha examinado con lupa y ha sido criticado por muchos es sin duda el estilo de lucha de Assassin's Creed. La sensación de invencibilidad y de poder superar todos los combates sin recibir ni un sólo golpe se perdió en la entrega anterior. El botón de Bloquear como tal no ha vuelto ha aparecer, ya no sirve eso de esperar y realidad contraataques pero en Black Flag se va a más, aunque mantiene los principios básicos del estilo de Connor. A Edward Kenway le seguirán atacando grupos amplios de enemigos que intentarán rodearle por lo que habrá que estar continuamente moviéndose y desbaratando las defensas rivales.

Evidentemente hay varios niveles de enemigos. Los básicos que apenas se defienden, otros que rechazan todos los ataques y primero hay que golpearles en la barriga con la pierna o lanzarlos contra objetos para luego acabar con ellos hasta aquellos que harán la vida imposible y hay que optar por sencillamente dispararles. Además siguen habiendo tiradores y la opción de usar a otros enemigos como Escudo Humano e incluso Granaderos que como su nombre indica arrojan granadas sin importar si con ellas también se llevan por delante a algunos de sus compañeros.


La sensación de la lucha de Edward es que es mucho más salvaje que la de sus predecesores, sobre todo por el hecho de que lleva dos espadas. No muestra un estilo elegante como por ejemplo Ezio, es un pirata y como tal debe mostrar su violencia. Las dos espadas permiten realizar combos asombrosos siempre y cuando no haya algún enemigo que nos golpee cuando estemos a punto de hacerlos, cosa que es bastante frecuente.

Armas como los cuchillos o el arco se pierden en esta entrega y son sustituidas por otras más acordes con los piratas. Aparecen los mosquetes piratas, pudiendo llevar hasta cuatro y permitiendo eliminar a dicha cantidad de enemigos y abrir un hueco y tomar un descanso en medio de una lucha, aunque el proceso de recarga es lento y no se podrá hacer lo mismo otra vez durante el enfrentamiento.


Otra novedad es la Cerbatana con dos usos: dormir al enemigo y volverlo loco con los dardos y hacer que ataque a sus propios compañeros y que estos se centren en él y no en Edward. También vuelve a aparecer el Dardo Cuerda para atar enemigos a los árboles o atraerlos y golpearlos o las Bombas de Humo. Ni que decir tiene que las Hojas Ocultas doblas siguen siendo elemento indispensable de nuestro arsenal.

Todas estas armas se podrán mejorar y adquirir versiones más letales en los colmados.


Coleccionables y misiones a la vieja usanza

La historia principal de Assassin's Creed IV es simplemente una ínfima parte de todo lo que hay que hacer en este juego que recupera las misiones y actividades vistas en juegos anteriores. Regresan los Contratos de Asesino y los Contratos Navales, así como las mini historias en las que hay que ayudar a otros Asesinos a terminar con sus objetivos para obtener a cambio llaves que habrán criptas y desbloquear nuevas vestimentas.

Hay que resolver también puzzles mayas para acceder a una habitación secreta de un templo maya y poder obtener el mejor traje que puede llevar Edward. También vuelven los cofres de tesoro, los fragmentos del Animus y aparecen nuevos coleccionables como las Salomas con nuevas canciones para que la tripulación del Jackdaw cante, botellas en la arena con cartas de un misterioso personaje que cuenta su historia, páginas de manuscritos y los citados mapas del tesoro. También cabrá la posibilidad de mejorar la residencia de Kenway y hacerla más hogareña, para lo que habrá que gastarse una gran cantidad de reales.



Un presente muy prometedor

Por último y no por eso menos importante, está el hecho de que precisamente Ubisoft le ha dado una mayor importancia a la historia que tiene lugar en el presente. Mientras que en los juegos anteriores el apartado jugable en la época contemporánea se centraba en un par de escenas en las que había que llegar a un sitio o simplemente leer un par de correos electrónicos, la compañía, siguiendo la estela creciente de Assassin's Creed III, ha diseñado una historia aparte para Black Flag en este momento histórico. Una historia que dicho sea de paso marca un antes y un después en el universo de Assassin's Creed.

El jugador pasa a tomar el control de un empleado de Abstergo y por primera vez tiene la ocasión de explorar la sede de los templarios en la actualidad. Lo más llamativo es que los coleccionables que hay que recoger son de vital importancia para saber no solamente que pasó con los personajes tras la entrega anterior sino por ejemplo planes que pueden ofrecer alguna pista de futuros juegos de la saga, historias de templarios y asesinos desconocidos hasta la fecha, muchos más datos de quienes fueron la Primera Civilización y los restos que dejaron o la historia del misterioso Sujeto Cero.


Todo esto a través de archivos de texto, audio o vídeo que hacen que merezca la pena piratear los ordenadores de Abstergo a través de minijuegos si se quiere tener una visión más global de todo lo que ocurre en Assassin's Creed.

Ni que decir tiene que también regresa el Modo Multijugador con nuevos personajes y escenarios de acorde con la época pirata.


Conclusiones

Assassin's Creed IV: Black Flag presenta unos firmes credenciales para ser considerado el mejor juego de la saga hasta la fecha. Con una historia que engancha de principio a fin en un período histórico que ofrece tantas posibilidades como es la Edad de Oro de los Piratas y que se plasma a la perfección en el juego sin fleco alguno se muestra un personaje tan carismático como Edward Kenway, una versión pirata de Ezio Auditore que ofrece grandes momentos y del que se espera que éste no sea el último juego en el que aparezca.

La calidad gráfica y el apartado sonoro en una amplia diversidad de escenarios hacen que la saga Assassin's Creed tenga un futuro muy prometedor con la nueva generación de consolas en la que se espera que sigan apareciendo el amplio abanico de misiones, coleccionables, actividades secundarias y batallas navales de Black Flag.

El punto negativo es que habrá que esperar un año para conocer la continuación de esta saga que evoluciona con cada título que sale y las novedades argumentales y jugables porque como bien se dice... "Nada es verdad y todo está permitido".

Puntuación: 9.3



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