La historia de Edward Kenway tras Assassin's Creed IV: Black Flag

Assassin's Creed IV: Black Flag cuenta la historia de un nuevo personaje, el pirata Edward Kenway. Una historia que continúa más allá del juego de Ubisoft, concretamente en Londres con el Asesino retirado y envuelto en una conspiración templaria por acabar con su familia y desvelar sus secretos. El siguiente post está cargado de spoilers por lo que quienes no hayan acabado el juego será mejor que no continúen leyendo.


Vida en Londres y segundo matrimonio

Tras entregarle el Observatorio a los Asesinos, Edward se embarcó junto con su hija Jenny en el Jackdaw para iniciar una nueva vida en Londres en 1725 alejado de la piratería (última escena del juego). Allí conoció a Tessa Stephenson-Oakley, una londinense adinerada con la que acabó casándose a pesar de la oposición de la familia por haber sido un pirata y con quien tuvo un hijo llamado Haytham Edward Kenway.

Edward junto con su familia se instaló en una mansión de la Plaza Queen Anne e intentó llevar una vida normal. Eso sí, durante su vida en Londres, el ex Asesino tuvo que escuchar habladurías sobre su vida anterior, sobre todo por parte de los vecinos debido a su pasado como pirata.

Sin embargo su vida era idílica aunque aburrida en comparación con la cantidad de aventuras vividas en las aguas del Caribe. Edward tenía todo lo que se podía desear, familia, riquezas materializadas en su gran mansión y muchos criados, y negocios. Además desde muy temprana edad se encargó de entrenar a Haytham en el manejo de la espada aunque éstas fueran de madera para adiestrarlo como Asesino y le asignó un profesor para que le inculcara conocimientos. Edward incluso le enseñó que tenía que pensar por sí mismo y cuestionar los temas si no estaba de acuerdo con los mismos.


Regreso de los templarios

El octavo cumpleaños de Haytham fue clave en la historia tanto de Edward como de su propio hijo. El Asesino le llevó junto a su mujer Tessa y su hija Jenny a celebrar la efeméride a la White's Chocolate House donde el chocolate caliente, las tartas y la cerveza corrían como la espuma. Allí la familia Kenway se encontró con alguien que marcaría su destino, Reginald Birch, con quien Edward tenía negocios y era candidato a ser prometido de Jenny.

A la salida del local un vagabundo intentó arrebatarle el colgante que llevaba Tessa sin embargo Edward lo detuvo. Todo podía haber quedado ahí de no ser porque Birch agarró al delincuente e intentó con un cuchillo cortarle el cuello. Lo habría hecho de no ser por la intervención de Kenway quien le disuadió de hacerlo. Aunque la agresividad de Reginald quedó patente.

Ya en su casa Edward le preguntó a Haytham que pensaba de que el ladrón estuviera libre. Al principio, su hijo le respondió que él inicialmente hubiera tomado venganza por ello, pero que luego habría indultado a aquel hombre. Gracias a esta respuesta y moralidad demostrada Edward le entregó una espada de acero corta como regalo de cumpleaños.

A partir de ese día, Reginald al ser prometido de Jenny pasaba bastantes días en casa de los Kenway. El problema era que Birch era en realidad un Templario que quería las posesiones más valiosas de Edward, las cuales no se ocultaban en el Cuarto de la Plata sino en el Cuarto de Juegos donde entrenaba a Haytham. Ubicación que descubrió gracias a un Haytham que ni sabía de las verdaderas intenciones del Templario ni de la condición de su padre como Asesino.


Muerte de Edward Kenway

La situación se complicó cuando Edward descubrió la verdadera naturaleza de Reginald Birch, momento en el que tuvo una acalorada discusión y provocando que este último se marchara airado de la casa de los Kenway. Ante posibles represalias y gracias a la insistencia de Tessa, Kenway amplió la vigilancia en su hogar. No fue suficiente, en la víspera del décimo cumpleaños de Haytham, la mansión sufrió un ataque con fatales consecuencias.

Cinco encapuchados mataron a los guardias y se introdujeron en la mansión para robar los objetos secretos que guardaba el Asesino. Después de acabar con uno de los asaltantes en su propio dormitorio, Edward dejó a su esposa al cuidado de Haytham y saltó por el hueco de las escaleras en dirección al Cuarto de Juegos sabiendo qué buscaban los mercenarios. Se batió en duelo contra dos al mismo tiempo, un combate del que no salió airoso ya que acabó con una espada hundida hasta la empuñadura en el pecho.

Fue el 3 de diciembre de 1735 cuando murió asesinado uno de los Asesinos más influyentes e importantes en la historia de la Hermandad. Para colmo Jenny fue secuestrada y Haytham quedó bajo la protección de Reginald Birch. Pero eso es otra historia.
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